Muchos me preguntan que por qué estoy escribiendo ahora cuentos infantiles. Suelo callarme y esbozar una sonrisa; pero les diría que escribo cuentos desde que descubrí, siendo niño, que la ficción podía ser la única salida para eternizar la infancia y exorcizar lo que intuía que se me venía encima viendo el rictus cada vez menos risueño de los mayores.
El próximo miércoles, 3 de agosto, a las 20:00 horas, presento El niño Luján en el teatro Hespérides de Guía, donde mismo veía películas que también me ayudaban a volar lejos. Lo haré junto a la escritora argentina Samy Bayala. Puede que este sea mi libro más personal: aparezco yo con nueve años, pero también aparece mi hija, mi padre, mis abuelos, mi tío Tomasín, Braulio y, por supuesto, Luján Pérez. No existe el tiempo porque en la literatura el tiempo lo inventamos cada vez que escribimos. Tampoco es un cuento para niños aunque sea ese el reclamo elegido. Les invito a que lean El niño Luján. En esas páginas también está este niño que sigue escribiendo y leyendo para buscar una puerta de salida.
El niño Luján lo edita Siete Islas y cuenta con unas ilustraciones prodigiosas del gran Nareme Melián.
Santiago Gil
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