La Astrología que nos ha acompañado desde hace seis meses nos ha estado preparando para estos momentos: para el encuentro estélico de astros y planetas en Capricornio marcando el cambio de los tiempos, el inicio claro de la Nueva Era, un tiempo donde todo puede estallar y devolvernos a la locura o donde podemos mitigar la destrucción del estallido si estamos bien enraizadas y escuchando con el cuerpo la sutileza de la transición.
Este cuarto creciente de Luna que ocurre en el arquetipo de Tauro el 2-2-2020 (el 2 de febrero de 2020) nos recuerda que todo cambio, movimiento y acción lo estamos viviendo con el cuerpo, desde el cuerpo y desde el sentir sutil en el mismo... El cuerpo nos está avisando dónde es mejor no acceder, dónde conforta al corazón quedarse, con quiénes toca compartirnos y con quiénes ya no. Nos avisa de nuestra propia ceguera, nos pide que estemos a su favor, que le demos el voto de confianza que alguna vez perdimos cuando caímos en condicionamientos y aprendimos a verlo como enemigo. Que recuperemos la confianza.
En esta configuración sumamente especial a un lado de la Luna se encuentra Vesta -la guardiana del fuego, la virgen, la sacerdotisa- recordándonos que la belleza está en la sutileza, en lo delicado, en lo que pasa por debaje de la urdimbre de nuestra vida: ¿Qué está pasando por debajo de nuestra vida? ¿Qué es lo que verdaderamente le da sentido aquí y ahora? ¿En qué lugares y con quiénes desea estar nuestro cuerpo? ¿Qué anhela cultivar nuestro corazón todos los días como actos de belleza? ¿Cuál es el fuego que nos da vida? ¿Qué partes de nuestra vida requieren calor y cuido generoso?
Vesta siempre se expresa como esa parte sagrada en nosotras que nos pide permanecer intactas en la pureza, gracia, belleza y sanación que hemos cultivado. Nos pide continuar vírgenes, dueñas de nosotras mismas, regresando una y otra vez al origen sanador, donde nuestra percepción no está cortada, dañada o partida en dos... donde somos íntegras.
Por otro lado, Ceres deja Capricornio e ingresa en Acuario para llamarnos a cultivar una nutrición del alma, mente, cuerpo y emoción distintas... para impulsarnos a entrar a nuevas rutinas, a movernos, a entrar en acción para cocrear desde el autocuidado y la responsabilidad personal, recordando la memoria de nuestro sagrado compromiso.
En este tejido sutil colmado de potencialidad, con este creciente de la Abuela Luna, Lilith - la herida femenina - ingresa en Aries y se coloca juntito a Quirón en Aries, lo que nos hace experimentar una memoria profunda y bien enraizada en el subconsciente de la herida de nuestras mujeres de linaje. Resulta de gran importancia ponernos atentas a las heridas que se abren en nuestras relaciones más significativas: con nuestra pareja, madre, padre, hij@s, amistades, porque esa herida es justo la clave que requerimos para sanar algo más profundo.
Será preciso separar la herida de nuestra identidad y presente, ya que aunque nos cruza porque la llevamos como memoria no significa que esta herida siga vigente en nosotras, si no, que nos busca y busca nuestro cuerpo para poder ser mirada, honrada y liberada en estos tiempos poderosos de transición. Nos permitimos mirar cuán doloroso fue para nuestras predecesoras, cuán difícil fue y la mucha rabia o sufrimiento que ellas llegaron a sentir, pero siempre nos devolvemos al presente y nos desidentificamos con amor:
"Esta herida es de mis ancestras pero elijo aquí y ahora que ya no sea mía"
Que este cuarto creciente te acompañe en tu cuerpo y sepas que toda memoria que se abre como dolor es la oportunidad de la luz para sostenerte desde el Gran misterio del Universo.
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Llevo 17 años aprendiendo y practicando el camino de la rueda medicinal -desde la medicina nativa, la astrología, rituales para las estaciones y rituales de lo Sagrado Femenino con la Sabiduría de la Abuela Luna como maestra. Poseo también, estudios en Literatura Inglesa, Filosofía Transgeneracional y Constelaciones Familiares. Continúo cultivando como principiante aspectos del camino tolteca y maya para el florecimiento del ser. En 2013 inicié La Mujer Lunar y desde entonces mi servicio está dedicado a la difusión de los conocimientos que he pasado por mi propia experiencia y que paulatinamente voy compartiendo en grupo, intentando ser lo más impecable en este camino como facilitadora. Estoy informada en trauma vincular y continúo formándome en este maravilloso mundo del acompañamiento de procesos humanos, siempre eligiendo retomar la sabiduría ancestral como base de toda integración y restauración del camino del alma y del corazón. Esta es la base de todo lo que comparto, pues he mirado que al ser humano le cura toda enfermedad regresar a la naturaleza, a la sabiduría originaria.
¡Será un honor para mi, acompañarte en este andar!
Es la consciencia en la vivencia de nuestros ritos de paso lo que da sentido y significado profundo al camino humano. Si deseas conocer desde una mirada amable, sistémica, espiritual-nativa, chamánica y transgeneracional la importancia de los Ritos de Paso en varones y mujeres, ¡bienvenid@!
)O(
Dudas y consultas acerca del curso a talleres@mujerlunar.com
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