RECAPITULACION DE UNA ERA
El cuarto menguante de esta lunación Taurina con plenilunio en Escorpión acontece en la escuela arquetípica de PISCIS. Piscis es la escuela arquetípica que nos sostuvo durante los últimos dos mil años para elaborar los aprendizajes humanos tocantes a la Era. Con la era de piscis hemos aprendido gracias a los opuestos: negro-blanco, abajo-arriba, adentro-afuera, malo-bueno, hombre-mujer, madre-padre, cielo-tierra, cuerpo-alma. Los peces que nadan en aguas contrarias y crean un círculo infinito. Sin embargo, estos maniqueísmos ya no corresponden más a la vibración y espiral de la nueva era, de los dos mil años que estamos comenzando a construir.
El 2020 marca el inicio real de la nueva era, del nuevo ciclo de dos mil años aproximadamente en donde la escuela arquetípica de Acuario nos acompañará a integrar lo no integrado y a vivir con nuevos referentes y principios. La era de Acuario es femenina, por lo que el equilibrio e integración lo aportará la energía femenina sagrada disponible en la Tierra y en nosotros los seres humanos. Por esto es importante saber recordar.
Con el aguijón de la luna llena en Escorpión vamos descubriendo con claridad cuál es la herida que específicamente a nosotras nos toca sanar en este puente hacia la nueva era. Hay un dolor que se siente en el corazón. Y podemos mirarlo con mayor nitidez al preguntarnos:
¿Qué hemos aprendido dolorosamente en estos últimos seis meses? ¿Quién nos mintió? ¿A quién mentimos? ¿Quién traicionó nuestra confianza? ¿A quién sentimos que traicionamos? ¿Qué hicimos que parecía "inocente" pero en realidad reveló un conflicto o una compulsión interna? ¿Qué relación o relaciones nos hicieron mirar la toxicidad con que establecemos vínculos?
Escorpión es la escuela que nos espejea aguas profundas: el lago oscuro, el fango, el lodazal, los desechos líquidos y semilíquidos del cuerpo. La escuela de Escorpión nos muestra lo profundo y doloroso del veneno y la belleza y luz de la medicina. Y el trabajo interno revelado con la luna llena del 18 de mayo espejea lo iniciado con Venus en su nuevo ciclo chamánico en Libra-Escorpión: vinculación de las aguas, depuración de los vínculos.
Lo que sea que se presenta aquí y ahora como un gran tema o dolor en nuestra vida es justo lo que nos toca integrar y sanar en nosotras para el cruce hacia la nueva vibración. Es probable que este tema no fuera si quiera algo que nosotras iniciamos o de lo que somos directamente detonantes. Quizás es un tema que tiene su origen en la profundidad de nuestro árbol genealógico como algo no abierto, no dicho, no resuelto.
Piscis nos pide fundirnos. Esto es lo que nos da miedo de la escuela arquetípica, porque al fundirnos nos espejearemos profundamente con el otro. No hay más. Al fundirnos vamos a sentir el dolor que la fusión implica, y no vamos a saber dónde terminamos y dónde comienza el otro.
Estamos experimentando una profunda confusión porque lo que nos acontece, lo que nos sucede aquí y ahora y nos provoca dolor no puede medirse en bueno o malo, no puede clasificarse dentro de nuestras heridas conocidas, pero tampoco es una experiencia que deba llevarnos al profundo entendimiento y compasión. Por que es verdad, es legítimo el dolor que sentimos. Hemos sido traicionadas, abandonadas, humilladas o nos han mentido; o hemos traicionado, abandonado, humillado o hemos mentido. Pero no podemos tomar una postura de víctima o perpetrador. Nada de esto nos satisface ahora, ni a nivel ego ni corazón.
Y esto es porque lo que nos acontece ya no puede ser mirado a la luz de lo bueno o de lo malo, de la víctima y el victimario. Es más complejo que eso. Lo que esta lunación Taurina nos ha invitado a empezar es el Arte del autocuidado; en un tejido poderoso que inició con la llegada de Quirón en Aries donde todo lo que teníamos pendiente por saldar y limpiar, se abrió y se detonó a través de la incineración de la máscara, del rostro lindo que manteníamos para los otros. Y con la luna llena la necesidad de reconocer y delimitar nuestros espacios sagrados y vitales.
Lilith en Piscis
Lilith - la herida femenina individual y colectiva- está de la mano de esta luna menguando. Ella en esta astrología nos pide mirar las partes de nosotras que se sienten excluidas, las sombras que no hemos podido integrar porque nos da vergüenza, miedo y profundo dolor reconocerlas. Nos pide ponernos de frente con la parte más vulnerable de nuestro ser. Esa parte que se presenta desnuda.
Lilith en Piscis es la herida de la salvadora, de la sanadora, de la bruja, de la meretriz, de la partera, de la mujer, no importa a qué se dedique.
Y hay algo vital y profundo a mirar aquí porque no importan las elecciones y decisiones que tomemos como mujeres, siempre vamos a sentir que no son del todo correctas, que para lograr el arte del autocuidado primero debemos verificar que los demás se cuiden y estén bien. Porque no importa lo que hagamos, en estos tiempos nos encaramos brutalmente con esa herida de la bruja, de la mujer sabia y empoderada, que no puede serlo libremente.
Lilith en Piscis traer al colectivo todas las memorias de las mujeres que no fueron miradas, que fueron lapidadas o fueron criticadas por ser mujeres. La era de Piscis elaboró por más de dos mil años formas sutiles de esconder lo verdadero femenino. Iniciando por el rito crístico que solamente incluyó a Jesús y no a Magdalena en la construcción del culto.
Esta astrología de la luna menguante nos pide darnos al arte del autocuidado mientras nos damos cuenta del dolor que implica integrarnos, rememorar, extraer del fondo de la tierra y de la sombra de la luna la historia no dicha, lo femenino no mirado.
Somos invitadas a ser benevolentes cuando se trata de mirar a la mujer que nos mintió, que hizo juicios de nosotras, que nos traicionó, que habló a nuestra espalda, que se llevó lo que nos pertenecía, que nos lastimó, que nos criticó por no cumplir con sus exigencias o que faltó a nuestra amistad o nos pensó insuficientes.
Y esto implicará aprender un arte muy poderoso, porque ser benevolentes no implica quedarnos, implica comprender. No implica poner la otra mejilla, implica dar y pedir claridad. No implica omitir la herida, implica verla en su justa medida. No implica encarnar la versión de la espiritualidad donde todo es perfecto y divino, implica vivirnos en una espiritualidad madura donde cada quién toma lo que le co-responde. Implica mirar el rol que hemos jugado en nuestras relaciones y que ya no puede continuar porque si pretendiéramos que fuera así terminaríamos drenadas, despedazadas e insuficientes.
Para sanar a Lilith urge reconocer cuáles son nuestros espacios sagrados, y urge reconocer cómo hacemos y qué nos decimos para permitir que otros los invadan. ¿Quién nos hemos pedido ser en esta historia? ¿Podríamos resolver esta situación sin hacernos las víctimas o victimarios? ¿Podríamos comenzar a enfocarnos en llevar solamente nuestras cargas y dejar de ayudar compulsivamente a los demás?
La mejor forma de hacernos cargo de lo que refleja esta Lilith en Piscis, en estas aguas del ensueño, de la colectividad fundida en sombra y luz, donde todas las heridas se sienten nuestras, es delimitar nuestros espacios sagrados y sumergirnos en el arte del autocuidado.
EL ARTE DEL AUTOCUIDADO
Si nos sentimos "secas", si nos sentimos deshidratadas y marchitas en nuestra creatividad, quizás es porque necesitamos custodiar más nuestros espacios sagrados y revisar verdaderamente con quiénes elegimos compartir palabra, tiempo y experiencias. Quizás estamos dando demasiado que nos sentimos drenadas.
Si nos sentimos rebozadas de emoción, sensación, ensueño... Si nos sentimos vivas y creativas entonces es que hemos mantenido un equilibrio amoroso en nuestros límites que nos permiten darnos y dar a otros.
La lunación que abrirá el próximo 2 de junio es en Gèminis, y nos será requerido verbalizar los límites que son necesarios, verbalizar nuestras necesidades, lo que requerimos para ser completas mientras otros también lo son, mientras formamos vínculos más amorosos y saludables.
Quizás cuando fuimos pequeñas decir NO nos implicó colocarnos entre la vida y la muerte. No cuidar de nosotras implicó un acto de supervivencia. Esto se quedó en nuestro cuerpo como una impronta. Y es necesario con amor y compasión hacerle saber a nuestro cuerpo que guardiana las memorias de esas aguas, que ahora está a salvo, que podemos colocar límites que cuiden de nuestro espacio sagrado sin jugarnos el amor de las personas que merezcan quedarse.
Estamos aprendiendo a perfeccionarnos en nuestra humanidad, estamos haciendo ajustes para dar el paso a la siguiente espiral vibracional. Para poder hacerlo necesitamos mirar lo tóxico de nuestra humanidad, que el desapego y el apego son terribles cuando se viven en exceso, que la miel y el desecho lastiman por igual cuando no sabemos hacernos cargo de su poder.
Para poder decir que cuidamos nuestros vínculos con los demás necesitamos primero amarnos fuerte, cuidar de nosotras mismas, cuidar de nuestras aguas y creatividad, ser conscientes de lo que nos acontece en el corazón y en todos nuestros cuerpos. Por que abrirnos a los otros, siempre nos requerirá vulnerables, abiertas, para permitir que el verdadero amor nos inunde en nuestras relaciones, para que el verdadero misterio del Universo llegue a través de un abrazo. Entender que toda relación nos puede romper si no estamos amandonos fuerte, si no somos nuestra prioridad.
Estar en una relación amorosa, de amistad, de trabajo nos requiere amándonos con intensidad a nosotras mismas, porque en un abrazo genuino podemos desarmarnos, porque el otro siempre será un espejo de lo que necesitamos sanar. Y tenemos que aprender a no tomarlo personal para depurar lo tóxico en nuestras relaciones, para saber verdaderamente lo que es el cuidado de los vínculos, no como una cosa romántica e ideal, si no, como un verdadero parteaguas en la vida.
El autocuidado y el cuidado de los vínculos no es anticipar las necesidades de los demás, no es cuidar de los demás, es acompañarnos a saber cuidar de nosotras mismas, porque si esperamos hacer por el otro lo que el otro no puede hacer por sí mismo estaremos perdidas en la relación. Si pensamos que en nuestras relaciones todo será dulzura, estamos idealizando el cuidado de los vínculos. Si pensamos que debemos estar todo el tiempo disponibles sin estar disponibles para nosotras, estamos confundiendo el cuidado de los vínculos.
Si somos leales a nuestro corazón no necesitaremos traicionar o buscar traición afuera, si somos verdaderas con nosotras no reflejaremos en el colectivo la mentira, si somos responsables en nuestros actos y decisiones no reflejaremos víctimas ni victimarios afuera.
Esta luna menguante nos invita a tejernos y destejernos con arte. Nos invita a estar en escucha amorosa de nuestras aguas, sentires, emociones y sensaciones sin ponerles un juicio. Nos invita a ponernos a reconocer cuáles son nuestros espacios sagrados, y a mirar cuáles son los lìmites que necesitamos poner para recuperar su salud que es la nuestra. Nos pide cuidar de nosotras, y ser benevolentes y entender la herida de los otros, sin hacernos responsables por ello. Nos pide dejar de ver blanco y negro, para empezar a mirar un crisol de todo lo que es.
Que el amor conduzca la mirada hacia tu sombra, hacia la herida femenina que todas llevamos a cuestas, que tus ancestras y ancestros de buena vida te acompañen a sanar esos espacios en ti, con honor y compasión.
Karina Falcón
Creadora y Directora en La Mujer Lunar
Los instrumentos chamánicos son herramientas poderosas para el acompañamiento emocional y de procesos de sanación, ya que nos permiten acceder a partes sutiles de nuestros cuerpos, resignificando situaciones límite en nuestra vida como pérdidas y experiencias que nos colocan entre la vida y la muerte.
El tambor, la sonaja o maraca, las plumas, la obsidiana y otros elementos de la naturaleza nos auxilian para procurar el bienestar del cuerpo físico, mental, emocional y reconocer la esencia espiritual.
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